En el año 2023, México experimentó una alarmante cantidad de asaltos a vehículos de transporte, según datos del secretario ejecutivo del sistema nacional de seguridad pública. Solo en casos no relacionados con delitos federales, se reportaron 8362 robos a vehículos de transporte. Aunque estas cifras son menores en comparación con el pico registrado en 2018, que alcanzó los 12,080 casos, el aumento generalizado de estos incidentes desde 2015 ha tenido un impacto significativo en la economía y la seguridad nacional. Durante este periodo, el 82,6% de los casos correspondieron a robos con violencia.
El sector de seguros no ha sido inmune a este impacto y se ha visto obligado a tomar medidas.
Algunas compañías de seguros han optado por retirarse o reducir su capacidad de cobertura para este tipo de riesgo, especialmente en lo que respecta al robo de vehículos pesados. Esta reducción en la oferta de seguros, combinada con el aumento de los siniestros, ha resultado en un incremento en las primas para esta cobertura.
Además, las aseguradoras están exigiendo cada vez más medidas de seguridad adicionales, como localización satélites, para considerar cubrir estos riesgos.
En resumen, el robo de cara en México plantea desafíos tanto para la economía como para el sector asegurador. Aunque la utilización de tecnologías avanzadas como los dispositivos GPS y los sistemas de monitoreo en tiempo real sin útiles para prevenir robos y facilitar la recuperación de cargas y vehículos en caso de incidentes, también es necesario colaborar con establecer políticas públicas que protejan a todas las partes involucradas
Por otro lado, La Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) ha reportado un aumento del 26.21% en el robo de vehículos de carga en México durante el primer semestre de 2023 en comparación con el mismo periodo del año anterior. La falta de seguridad en las rutas de transporte tienen un impacto negativo en la cadena de suministro, lo que resulta en un aumento de los costos y una disminución de la confianza de los inversores, tanto nacionales como internacionales. Este problema es especialmente relevante si consideramos que México se encuentra en una posición favorable para beneficiarse del Nearshoring, y los beneficios de esta estrategia podrían verse reducidos si no se aborda este problema de manera efectiva