La mayoría de los Países está experimentando Cambios Radicales a una velocidad nunca antes vista y en todos los ámbitos de la Actividad Humana, llámese: Sociales, Políticos, Económicos, Tecnológicos e inclusive Climáticos. Siendo estas dos últimas los que tienen y tendrán más impacto para las Economías y para el Sector Asegurador, dada la complejidad y gama de nuevos riesgos de este nuevo entorno. Partiendo de su naturaleza podemos clasificarlos y entre comillas como: Controlables y No Controlables en donde se tiene que considerar la magnitud y el impacto que se ha venido teniendo. Mencionando los más importantes podemos ir del Riesgo Cibernético hasta los desastres naturales causado por el cambio climático en los que habrá altísimos pagos de primas por el crecimiento exponencial de los mismos y que irremediablemente se darán en los siguientes años, en el primero por la alta dependencia de las Compañías del llamado Internet de las cosas ya que se pronostica que en 5 años su dependencia será del doble y por consiguiente en el 2024 la exposición al riesgo cibernético impactara a 12.000 millones de usuarios de internet, lo que supone aproximadamente tres cuartas partes de la población mundial dando como resultado que el riesgo se incrementará por la expansión del universo de usuarios; y en el caso del riesgo climático no es menos esperanzador ya que en el año 2022 se registro el mayor aumento de temperatura en todo el planeta en la historia moderna y se espera que esta tendencia no sólo continué sino que será cada vez más grave.
Ante este panorama sombrío se hace indispensable la concientización de los gobiernos en su papel de rectores de las Economías para crear regulaciones flexibles y apoyos para fomentar la Actividad del Seguro para considerarlo como una alternativa viable para garantizar la comunidad de las actividades productivas a nivel mundial.