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La brecha de longevidad entre géneros: abordar la creciente diferencia en la mortalidad masculina y femenina

En un breve pero contundente video de Reinsurance Group of America, presentado por Dan Brandt, se examina una tendencia inquietante: la diferencia en esperanza de vida entre hombres y mujeres se ha ampliado desde 2015. El material plantea preguntas urgentes para la industria aseguradora y propone soluciones prácticas para que los aseguradores evolucionen y se conviertan en verdaderos compañeros de salud a lo largo de la vida.
¿Qué está ocurriendo y por qué importa?
Tras años de mejora, la brecha de longevidad entre hombres y mujeres ha comenzado a crecer en la segunda década del siglo XXI. Desde entonces, la diferencia se ha ampliado hasta 5,8 años. Además, los hombres presentan mayores riesgos en 13 de las 14 principales causas de muerte comunes a ambos sexos en Estados Unidos. Estas cifras no solo son un dato demográfico: tienen implicaciones directas sobre el diseño de productos, la gestión del riesgo y las responsabilidades sociales de las aseguradoras.
Tres áreas de acción para los aseguradores
El enfoque propuesto se articula en tres ejes estratégicos que pueden reducir la brecha y mejorar resultados de salud para los asegurados masculinos.
1. Potenciar los programas de bienestar
Los programas de bienestar deben pensarse a mayor escala y con más ambición dentro de los productos de mortalidad y morbilidad. No se trata solo de ofrecer recompensas básicas: la propuesta es reinventar los beneficios para incentivar un estilo de vida más sano con características novedosas y atractivas.
- Integrar incentivos económicos o beneficios en primas por hábitos saludables.
- Diseñar retos y recompensas personalizados (por ejemplo, metas de actividad física, nutrición o control de factores de riesgo).
- Ofrecer acceso a recursos preventivos de fácil uso, como educación digital y servicios de bienestar.
2. Personalizar la gestión de enfermedades
La detección y el seguimiento médico pueden integrarse en productos de vida mediante herramientas digitales que mantengan al asegurado comprometido con su salud.
- Incluir exámenes médicos regulares dentro del ciclo del seguro de vida.
- Proponer aplicaciones que envíen recordatorios para citas y seguimientos clínicos.
- Fomentar el uso de wearables para monitorizar progreso y asegurarse de que los datos se traduzcan en acciones preventivas.
- Ofrecer incentivos para adherencia a tratamientos y programas de rehabilitación o manejo crónico.
3. Intervenir en las muertes por desesperanza
Las llamadas “deaths of despair” representan un reto complejo y urgente. En particular, el suicidio afecta desproporcionadamente a los hombres: la tasa de suicidio masculina es aproximadamente cuatro veces la de las mujeres. Cada año se pierden cerca de 40.000 hombres por suicidio, una cifra comparable al número de mujeres que mueren por cáncer de mama.
La tasa de suicidio masculina es aproximadamente cuatro veces la de las mujeres; alrededor de 40.000 hombres mueren por suicidio cada año.
Ante esto, los aseguradores pueden y deben ofrecer intervenciones accesibles y eficaces:
- Servicios de consejería y terapia de fácil acceso (telemedicina, líneas de ayuda).
- Grupos de apoyo y recursos comunitarios vinculados al asegurador.
- Incentivos concretos para el uso de servicios de salud mental (por ejemplo, descuentos, créditos o servicios complementarios).
- Campañas de concienciación dirigidas a hombres, que reduzcan el estigma y faciliten la búsqueda de ayuda.
Convertirse en socios de salud de por vida
El objetivo estratégico es que los aseguradores dejen de ser únicamente proveedores financieros de protección y se conviertan en socios de salud a lo largo de la vida. Esto implica diseñar productos y servicios que acompañen al asegurado desde la prevención hasta la gestión de enfermedades y la recuperación, usando la tecnología y la psicología del comportamiento para mantener la adherencia y el compromiso.
Pasos prácticos que pueden tomar los aseguradores
- Revisar y ampliar los beneficios de bienestar dentro de las pólizas actuales.
- Integrar herramientas digitales (apps, wearables, plataformas) que permitan seguimiento remoto y retroalimentación inmediata.
- Establecer programas de detección y seguimiento médico vinculados a incentivos reales.
- Invertir en servicios de salud mental accesibles y en campañas específicas para poblaciones de alto riesgo, como los hombres jóvenes y de mediana edad.
- Medir resultados y ajustar programas con base en datos: tasas de mortalidad, uso de servicios, adherencia y satisfacción del asegurado.
La ampliación de la brecha de longevidad entre hombres y mujeres es un llamado a la acción para la industria aseguradora. Al potenciar programas de bienestar, personalizar la gestión de enfermedades y abordar de frente las muertes por desesperación, los aseguradores pueden reducir riesgos, mejorar vidas y crear valor sostenible. Es una oportunidad para transformar la relación con el asegurado: de mera protección financiera a compañerismo activo en salud. Para quienes deseen profundizar en estas ideas y explorar soluciones concretas, Reinsurance Group of America ofrece recursos adicionales en su Knowledge Center.
Más información en: rgare.com
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