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Información de seguridad sobre sismos

Sep 23, 2025 | Nacional, Seguros El Potosí

Los sismos, también conocidos como terremotos, son fenómenos naturales que involucran la liberación repentina de energía acumulada en la corteza terrestre, generando ondas sísmicas que pueden causar vibraciones intensas en la superficie. Estos eventos ocurren principalmente en zonas de fallas tectónicas, donde las placas continentales interactúan, como en el Cinturón de Fuego del Pacífico, que afecta regiones como México, Japón y California. La información de seguridad sobre sismos es esencial para mitigar riesgos, ya que, aunque no se pueden predecir con exactitud, la preparación adecuada puede salvar vidas y reducir daños materiales. En México, un país altamente sísmico debido a su ubicación en la convergencia de cinco placas tectónicas, se registran miles de eventos anuales, con magnitudes variables que van desde imperceptibles hasta devastadoras, como el terremoto de 1985 en la Ciudad de México o el de 2017 en Puebla y Morelos.


La importancia de esta información radica en su capacidad para empoderar a individuos, familias y comunidades. Organizaciones como la Cruz Roja Americana y el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED) en México enfatizan protocolos basados en evidencia científica, promoviendo la cultura de la prevención. Por ejemplo, en 2025, el gobierno mexicano ha implementado el Segundo Simulacro Nacional, que incluye alertas sísmicas enviadas a 80 millones de celulares, destacando la integración de tecnología en la respuesta a emergencias. Esta iniciativa busca preparar a la población para escenarios hipotéticos, como un sismo de magnitud 8.1 con epicentro en Lázaro Cárdenas, Michoacán, simulando impactos en múltiples estados.

La seguridad ante sismos abarca tres fases principales: preparación previa, acciones durante el evento y medidas posteriores. Antes de un sismo, se recomienda elaborar planes familiares, inspeccionar estructuras y armar kits de emergencia. Durante el movimiento, la regla de “agáchate, cúbrete y sujétate” minimiza lesiones por caídas de objetos. Después, evaluar daños y prepararse para réplicas es crucial. Según datos de la Protección Civil, la mayoría de las muertes en sismos se deben a colapsos estructurales o pánico, no al movimiento en sí, lo que subraya la necesidad de educación continua.

En un contexto global donde el cambio climático podría intensificar la actividad sísmica indirectamente mediante alteraciones en la corteza, como en zonas de deshielo, la actualización de guías de seguridad es vital. Para 2025, avances como aplicaciones de alerta temprana, como MyShake, permiten segundos valiosos para reaccionar. Este artículo explora en detalle estos aspectos, proporcionando una guía integral basada en recomendaciones oficiales para fomentar una respuesta informada y calmada, reduciendo el impacto de estos eventos inevitables en la sociedad.

¿Qué son los sismos?

Los sismos son vibraciones de la Tierra causadas por la liberación abrupta de energía en la litosfera, originadas principalmente por el movimiento de placas tectónicas. Este fenómeno se mide en magnitud mediante escalas como la de Richter o la de Momento Magnitud (Mw), que cuantifican la energía liberada, y en intensidad por la escala Mercalli Modificada, que evalúa los efectos en la superficie. En regiones como México, los sismos son frecuentes debido a la subducción de la placa de Cocos bajo la placa Norteamericana, generando eventos que pueden alcanzar magnitudes superiores a 7.0. No todos los sismos son destructivos; la mayoría son microsismos indetectables sin instrumentos, pero aquellos de mayor magnitud pueden provocar tsunamis, deslizamientos de tierra y colapsos estructurales.

Comprender las causas es fundamental para la seguridad. Los sismos tectónicos, los más comunes, resultan de fricciones en fallas geológicas. Otros tipos incluyen volcánicos, inducidos por erupciones, o inducidos por actividades humanas como la extracción de petróleo o la inyección de fluidos en el subsuelo. En 2025, estudios del Servicio Sismológico Nacional de México indican un aumento en la monitorización mediante redes de sensores, permitiendo alertas tempranas de hasta 120 segundos en algunas zonas. Esta tecnología, combinada con mapas de riesgo, ayuda a identificar áreas vulnerables, como la Ciudad de México, construida sobre un lago seco que amplifica las ondas sísmicas.

Los impactos varían según la profundidad del hipocentro (punto de origen) y la composición del suelo. Sismos superficiales (menos de 70 km) causan más daños que los profundos. Históricamente, eventos como el Gran Terremoto de Chile en 1960 (magnitud 9.5) ilustran el potencial destructivo, afectando economías y comunidades enteras. En términos de seguridad, reconocer señales precursoras, aunque limitadas, como cambios en el comportamiento animal o variaciones en pozos de agua, no sustituye a protocolos establecidos. Organizaciones internacionales como la USGS promueven educación sobre estos conceptos para desmitificar percepciones erróneas, como la idea de “estaciones sísmicas”, y enfatizar que la preparación es la clave para la resiliencia.

En resumen, los sismos representan un recordatorio de la dinámica planetaria, impulsando avances en ingeniería antisísmica y políticas públicas. Su estudio interdisciplinario, que integra geología, ingeniería y ciencias sociales, fortalece la capacidad colectiva para enfrentar estos eventos, minimizando pérdidas humanas y materiales mediante conocimiento informado.

Preparación antes de un sismo

La preparación antes de un sismo implica acciones proactivas para reducir vulnerabilidades y asegurar una respuesta efectiva. En primer lugar, elabore un plan familiar que incluya rutas de evacuación, puntos de reunión externos y asignación de responsabilidades, como el cuidado de niños o mascotas. Inspeccione su hogar para identificar peligros: fije muebles altos, estanterías y lámparas a las paredes, y asegure objetos pesados que podrían caer. En México, la Protección Civil recomienda revisiones anuales de instalaciones de gas y electricidad para prevenir fugas o cortocircuitos durante un evento.

Arme un kit de emergencia con suministros para al menos 72 horas: agua potable (un galón por persona al día), alimentos no perecederos, medicamentos, documentos importantes en formato digital o impermeable, linterna, radio a pilas, silbato y herramientas básicas. Incluya elementos específicos como máscaras contra polvo y guantes resistentes. Para 2025, guías como la de la Cruz Roja sugieren integrar tecnología, como aplicaciones de alerta sísmica y cargadores solares para dispositivos móviles.

Participe en simulacros, como el Segundo Simulacro Nacional en México, que en 2025 involucra escenarios multifacética, incluyendo sismos y huracanes. Eduque a su familia sobre zonas de seguridad internas (bajo mesas resistentes o junto a columnas) y evite áreas cerca de ventanas o escaleras. En entornos laborales o escolares, familiarícese con protocolos institucionales.

Medidas clave de preparación:

  • Inspección estructural: Verifique grietas en muros y techos; consulte ingenieros si es necesario.
  • Educación comunitaria: Únase a brigadas locales para capacitaciones en primeros auxilios.
  • Planes para grupos vulnerables: Considere necesidades de personas con discapacidades o ancianos.
  • Seguros y finanzas: Asegure propiedades y prepare fondos de emergencia.

Esta fase no solo mitiga daños, sino que fomenta resiliencia emocional, reduciendo pánico. Según expertos, comunidades preparadas experimentan hasta un 50% menos de víctimas en desastres. Implementar estas medidas transforma la incertidumbre en control, protegiendo vidas y propiedades de manera sostenible.

Qué hacer durante un sismo

Durante un sismo, la prioridad es protegerse inmediatamente para evitar lesiones por caídas de objetos o colapsos. La recomendación universal es “agáchate, cúbrete y sujétate”: agáchese en el suelo para mantener el equilibrio, cúbrase bajo una mesa o escritorio resistente protegiendo cabeza y cuello con los brazos, y sujétese al mueble para moverse con él si se desplaza. Si no hay refugio cercano, acérquese a una pared interior lejos de ventanas, espejos o estanterías. Mantenga la calma para evitar pánico colectivo, que puede causar más daños.

Si está en un edificio, no use escaleras ni elevadores, ya que podrían fallar. En exteriores, aléjese de postes eléctricos, árboles y edificios; si conduce, deténgase en un área abierta, active el freno de mano y permanezca dentro del vehículo. En zonas costeras, prepárese para posibles tsunamis moviéndose a terrenos altos si el sismo es prolongado.

Acciones específicas por ubicación:

  • En casa: Diríjase a zonas de seguridad preestablecidas; evite cocinas por riesgo de fuego.
  • En el trabajo o escuela: Siga protocolos institucionales; ayude a colegas si es seguro.
  • En espacios públicos: Evite salidas congestionadas; proteja a niños y vulnerables.
  • Con discapacidades: Use asistentes o señales para auxilio inmediato.

En 2025, alertas sísmicas proporcionan segundos valiosos; úselos para posicionarse. Estudios indican que esta técnica reduce lesiones en un 80%. Recuerde, no corra durante el movimiento, ya que aumenta riesgos de caídas. Esta respuesta instintiva, practicada en simulacros, salva vidas al priorizar protección sobre evacuación prematura.

Acciones después de un sismo

Después de un sismo, evalúe su seguridad inmediata: revise lesiones personales y de otros, aplicando primeros auxilios si es necesario, como compresión en heridas sangrantes o estabilización de cuellos en casos de inconsciencia. Espere réplicas, que pueden ser casi tan fuertes como el evento principal, y permanezca en áreas seguras. Inspeccione su entorno por daños estructurales, fugas de gas (cierre válvulas si huele) o cables eléctricos expuestos; no encienda luces ni use fuego hasta verificar integridad.

Active su plan familiar: contacte a seres queridos mediante mensajes de texto, ya que las llamadas pueden saturar redes, y reúnase en puntos designados. Escuche radio o aplicaciones oficiales para actualizaciones de autoridades como CENAPRED. Si evacuó, no regrese hasta que expertos confirmen la estabilidad del edificio. Ayude a la comunidad, pero priorice su seguridad; únase a brigadas si está capacitado.

Pasos clave post-sismo:

  • Evaluación de daños: Documente para seguros; evite zonas inestables.
  • Suministros: Racione agua y alimentos; purifique si es necesario.
  • Salud mental: Aborde estrés postraumático con apoyo profesional.
  • Prevención secundaria: Prepare para tsunamis o deslizamientos en áreas propensas.

En 2025, protocolos enfatizan resiliencia comunitaria, con énfasis en no propagar rumores. Según guías, esta fase reduce víctimas secundarias en un 70%. Actuar metódicamente transforma el caos en recuperación organizada, fortaleciendo la sociedad ante futuros eventos.


En conclusión, la información de seguridad sobre sismos representa un pilar fundamental para la preservación de vidas y la minimización de impactos en sociedades expuestas a estos fenómenos. Al integrar conocimiento sobre sus causas, preparación previa, acciones durante el evento y medidas posteriores, las comunidades pueden transitar de la vulnerabilidad a la resiliencia. En México y regiones sísmicas globales, la adopción de protocolos como el de la Cruz Roja y simulacros nacionales en 2025 demuestra un compromiso con la prevención, incorporando tecnología para alertas oportunas y respuestas coordinadas.

La clave reside en la educación continua: familias capacitadas, estructuras reforzadas y planes actualizados convierten eventos impredecibles en manejables. Desafíos como urbanización en zonas de riesgo exigen políticas integrales, pero el empoderamiento individual multiplica efectos positivos. Recuerde, la calma y el conocimiento salvan más que la suerte.

Finalmente, invertir en esta preparación no solo protege el presente, sino que construye un futuro más seguro, donde la solidaridad y la ciencia mitigan los caprichos de la naturaleza.

Escrito por: Michel Carvajal

Más información en: Seguros El Potosí.com

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